Licenciados en gamonéu Los tres alumnos de la Escuela de Pastores reciben los diplomas en la Vega de Enol durante la clausura de la sexta promoción del proyecto, pionero en Europa

Lne.es » Oriente > 01/10/2011

Los Lagos (Cangas de Onís), Begoña P. BLANCO
«Enhorabuena, ya sois diplomados en pastoreo. Muy pocos en el mundo pueden presumir de este título», señaló ayer el alcalde de Cangas de Onís, José Manuel González Castro, durante la clausura, en la Vega de Enol, de la sexta edición de la Escuela de Pastores de los Picos de Europa. Los tres alumnos del curso y sus tutores, pastores de Onís y Cangas, recibieron sus diplomas. Y todos expresaron su deseo de que la Escuela de Pastores continúe adelante, aunque sea con algunos cambios. El proyecto, pionero en Europa, persigue formar a personas interesadas en la elaboración del queso de Gamonéu y en el pastoreo, con el fin de diversificar el medio rural y no perder las tradiciones milenarias de la zona oriental asturiana.

El lobo, el reducido número de pastores y el estilo de vida tan sacrificado fueron los principales problemas que se pusieron sobre la mesa. El alcalde cangués respaldó la continuidad de la Escuela de Pastores pero «puliendo» algún que otro detalle. «Está claro que el proyecto es muy bueno, pero tenemos que analizar los resultados de los últimos seis años y ver cuántos alumnos se han quedado en la zona. Debemos centrar la promoción del curso entre los jóvenes de la comarca, que tienen más fácil quedarse después de la formación, por el conocimiento de la zona y por la herencia familiar», explicó. Adam Sutherland, director de un Centro de Desarrollo Rural en el parque nacional de Lakes District, al norte de Reino Unido, intercambió experiencias y conocimientos con los pastores y admitió que, salvo el del lobo, en su comarca se enfrentan a los mismos problemas que en los Picos: despoblamiento y una «preocupante» pérdida de las tradiciones milenarias. Defiende proyectos como la Escuela de Pastores para intentar diversificar y mejorar las zonas rurales.

En este último curso de pastoreo participaron tres alumnos: la canaria Catalina Calle, el madrileño Rubén Piñera y el zamorano Víctor Arias. Los tres se mostraron encantados con el trato recibido y explicaron que la suya fue una experiencia única, de la que nacieron lazos emotivos muy fuertes con los pastores. Para la canaria éste ha sido el mejor verano de su vida. El zamorano destacó la dureza de este verano en la montaña debido al mal tiempo. «La verdad es que la vida aquí es muy dura y sacrificada», indicó. Aunque ha aprendido «mucho», no se plantea «ni por asomo» quedarse en la zona porque ve muy complicado comprar una casa y unos terrenos y levantar una empresa que genere «algún beneficio» en el ámbito del pastoreo. Rubén Piñera sí está intentando buscar alguna forma de quedarse por la zona, pero las casas en las aldeas están «muy lejos» de su alcance económico.

Por su parte, los pastores se muestran «encantados» con la iniciativa. «Con ellos no nos encontramos tan solos, podemos hablar y compartir el día a día, te hacen la vida más fácil. Además, para no ser gente de la zona, trabajan y hacen por conocer la tierra como el más asturiano», explicó la pastora Covadonga Fernández Alonso.

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